lunes, 18 de abril de 2016

Fabula: #29  La ciudad insensible.
Recuerdo un día en el que un águila me recordó lo que siempre olvido, el problema es que ya olvide lo que me había recordado.
Lo siento, soy un búho muy bromista, la verdad es que no recuerdo realmente soy muy amigo de las águilas, ya que mi aspecto de conejo hace que parezca  su banquete de esta mañana. No estoy seguro si realmente dormía toda la noche anterior o me limite a dar un paseo por  el pueblito de por aquí cerca.
-El búho daba un paseo alrededor de unos árboles muy introducidos al bosque, de pronto, volando se acerca el águila del que al principio les hablaba.
- Hey! Mi gran amigo sabio ¿Qué tal estuvo tu sueño?  
- Oh querida águila, no lo sé, no sé si realmente soñé, o deambule por un pueblito toda la noche.
- No importa, solo cuenta la historia, adoro tus aventuras tan extrañas.
- Bueno, ¿recuerdas el pueblito más cerca aunque este muy lejos de aquí? Bueno, iba yo volando, esperando encontrarme una gran gama de árboles con sus hojas caídas, cafés, verdes secos, tan fulminado, esperaba ver tantas cosas, los tejados rojos de ladrillos, la gente caminando, pequeñas fogatas, es que hace ya tanto que no iba a un pueblito, desde que tenía apenas unos meses y nos llevaron a ti y a mí, y nos advertían de gente que podía matarnos, yo veía a los humanos como algo dócil, tan pre cautivo. Adore ese día  y esperaba ver de nuevo todo como antes, bah, ahora que soy viejo con más razón esperaba ver todo y recordar esos tiempos que pasaba junto a mis padres…  Pero no fue así, y mis esperanzas, se echaron a volar. Lo que vi fue horrendo…
- Oh, ¿Pero qué cosas has visto querido sabio?
- La gente no caminaba, iban en unas cosas como si fueran pequeñas casitas de fierro, y caminaban, había casas grandes, enormes, con los pisos encimados, y cada cosa de esas que caminaban, soltaban humo, como si se quemaran por dentro, la gente iba vestida muy raro, llevándose unos cuadros de plástico  al oído, y hablaban solos!! ¡Esa gente se ha vuelto loca¡ Luego siempre iban ocupados, apurados, ya no volteaban a ver el cielo, ni respiraban tranquilos el aire. Era una basura de humanos insensibles.
-Oh mi Sabio búho, es mejor que sigas pensando en que fue un sueño y no realidad.
- Si, eso es lo que espero, que sea solo una pesadilla y no realidad. Pero águila mía, aquí te prometo que si la ciudad y los humanos se vuelven así, no volveré a salir nunca más por el día. Me quedare dentro de un árbol dormido durante todo el día, y saldré por las noches a deambular.
Desde ese entonces, el búho visito con el águila la ciudad. Y por eso ahora, los búhos duermen de día y salen de noche.



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